Después de todos estos meses sin levantar la vista al cielo nocturno, es lo que tiene que ser padre, por fin voy teniendo algo de tiempo para dedicarle a una de mis aficciones preferidas.
Aprovechando mi reciente compra de un MacBook y equipandolo con el
Stellarium como programa de ayuda a la observación, cogí mi telescopio de toda la vida, el fiel reflector Celestron de 114 para intentar buscar los planetas exteriores, Urano, Neptuno y Plutón, aunque este último lo dejemos como planeta a medias:)
Urano ya lo observé anteriormente hace unos años, Neptuno, cercano a magnitud 8, es aun asequible a mi telescopio y Plutón, directamente, desisto de encontrarlo alguna vez con mi Celestron. Asi que realmente, me dediqué a buscar a Urano y a Neptuno.
Empecé montando el telescopio y mi primera observación fue el ver la poca pila que le quedaba al buscador, asi que fui contra relog antes de quedarme sin buscador.
Empecé con Urano, mas asequible. Stellarium me lo situaba en AD/DEC: 23h,26,51s/-4 grados, 27 minutos, 16 segundos. Magnitud 5.92.
No es complicado de localizar, con un ocular de 20 pulgadas facilmente se encuentra, si se sabe lo que se busca. Su color azulado, clarito, lo delata enseguida. Puedes tener dudas que enseguida disipas al meterle un ocular mas pequeño cuando logras ver el disco del planeta... sin duda ya estás seguro que no es una estrella.
La sensación de ver Urano dista bastante de ver Jupiter o Saturno. Está mucho mas lejano y excepto su color, que es precioso, y el disco propiamente dicho, no se observa ningún otro detalle, almenos en mi pequeño telescopio. Además la luna, cercana a estar llena, no facilitaba demasiado la observación.
Mi siguiente búsqueda, Neptuno. De hecho mi gran interés de la noche era encontrar a Neptuno, que nunca antes habia observado. Y claro, por supuesto, la pila del buscador se habia agotado. Intenté buscarlo a ciegas, pero vamos, como buscar una aguja en un pajar. Lo dejé correr. Y como la luminosidad de la luna no me dejaba observar algo mas allá de un planeta, pues lo dejé estar y me fui a dormir. Aunque francamente, ver Urano es toda una recompensa, su color es único y acostumbrado a ver los tórridos colores de Júpiter, Marte o Saturno, Urano resulta algo especial.
Asi pues dejaré a Neptuno para una segunda parte de este artículo, en un par de semanas volveré a la carga a ver si consigo encontrarlo por fin. Por supuesto, compraré pilas para el buscador. Es lo que tiene tener tanto tiempo el telescopio parado, que no sabes en que condiciones te lo vas a encontrar.
Observado el dia 14 de Septiembre, sobre las 00:30, en Teulada, Alicante.